Aunque esa sería una buena pregunta: ¿cómo nos comunicamos? Frente a un acelerado mundo en el que las nuevas tecnologías aparecen diariamente junto con el pan caliente, puede que caigamos en una especie de círculo vicioso estando constantemente atentos a 'lo nuevo' que traen las grandes corporaciones. Y es que en sí, no tiene nada de malo, es normal, común y muy bueno que las investigaciones desarrollen nuevas maneras de comunicar y de romper las barreras que antes, sin ser construidas, existían.
El problema surge cuando la persona se deja absorber por la tecnología. No soy yo quien comunica, es la herramienta que me invita a comunicar, y comunicar aquello que se quiera que yo comunique. Claro, no existe un coacción que me obligue a hacer las cosas de tal o cual manera, simplemente esta espiral inacabable llega a ser tan rutinaria y parte-de mi vida que empieza a comunicar sin un sentido en particular.
La persona humana se caracteriza por ser un ser reflexivo, cualidad o capacidad que otras especies no tienen. Sin embargo, en nosotros está inscrita esa manera de ver la realidad, sentirla de alguna manera en particular, vivirla de un particular modo y sobre todo, de responder tal cual mis experiencias y conocimientos me enseñan.
Entonces, vuelve a nosotros la pregunta: ¿cómo nos comunicamos? Cuáles están siendo actualmente las maneras de comunicación "de moda". Y ojo que "la moda" no siempre es lo bueno o correcto. Las redes sociales, el internet, los celulares son el nuevo modo de comunicar-se. Acortan tiempo y espacio, pero también calidad de comunicación. Mucho de lo que ganamos en una conversación face-to-face lo perdemos por estas tecnologías. No sabemos cómo repercuten nuestras palabras en el Otro, no medimos el alcance de nuestra comunicación, no nos hacemos más conscientes de nuestras palabras.
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