Se ha identificado que las redes
sociales generan, en muchas ocasiones, dependencias a esa vida online que hemos
creado. Estar atentos a una conversación pendiente, las ansias constantes por ver
las nuevas actualizaciones y la desesperación por no poder ingresar cuando se
va la señal de Internet; son muestras de cómo Facebook ha logrado posicionarse
en la vida de muchos como una herramienta “indispensable”.
¿Has visto alguna
vez, pues, cómo un/a adolescente se desespera sin Blackberry o Internet? No es
coincidencia y, en realidad, esta dependencia sigue ciertas pautas:
1. Facebook rige las relaciones:
Facebook es el nuevo areópago o lugar
de encuentro de las amistades. El visitar a un amigo o las salidas en el barrio
son remplazados por encuentros de cualquier formato de comunicación virtual. Comenzamos
a creer que tenemos que atender a nuestros amigos en la red, ya que las interacciones
que se crean ahí son mayores que las que se pueden crear cara a cara: en
persona conversamos con uno o dos amigos a la vez; a través del Facebook
conversamos con muchos, lo cual exige no desatender la conversación.
Además, Facebook nos proporciona
tal cantidad de información de nuestros amigos que tenemos la sensación de no
tener la necesidad de comunicarnos o estar en contacto con ellos. La tecnología
“permite evitar" la interacción real, haciéndonos creer que estamos satisfechos
con la información que recibimos, la cual no deja de ser solo una parte
seleccionada de la realidad.
2. Nuestra información es “vendida”:
A pesar de decir “Gratis” en la
suscripción, Facebook no es totalmente gratis. Pensamos que nosotros somos los
usuarios pero finalmente somos el producto. Nuestra información personal, nombre,
edad, sexo, ciudad y principales intereses; son vendidos al mejor postor
publicitario, ya que Facebook tiene derecho a utilizar nuestra información
desde el momento en que hemos aceptados los Términos y Condiciones que muy pocos
leemos.
Hemos confiado nuestra privacidad
a las redes sociales. Antes no teníamos que aprobar cláusulas o acuerdos para
indicar que no se haga pública nuestra información privada. Sin embargo,
Facebook lo hace por default, de modo
que, a pesar de estar la información
reservada, en algún momento ésta se hace pública, tal vez no a nuestros
contactos, pero sí a las empresas con las que interactuamos a través de la red.
3. El libro de recuerdos:
Facebook tiene almacenadas más de
100 mil millones de fotos de sus más de 900 millones de usuarios. Se ha
convertido en la fuente histórica personal más actualizada y con mayor
información. Esto, a pesar de ser una cifra que llama la atención, tiene
también aspectos positivos: se ha reportado el caso de un joven que perdió
la memoria y que a través de sus contactos de Facebook, las fotos, comentarios
y publicaciones que él había hecho; hiló historias y situaciones que le recordaron
momentos de su vida.
Es posible decir que utilizamos
Facebook como una herramienta para cosas necesarias en nuestro día a día; pero
no por eso debemos dejar de lado que también ha afectado nuestra interacción
natural, sobre todo en el uso irreflexivo que le dan los adolescentes.
Como diría Mario Vargas Llosa
refiriéndose al libro de Nicholas Carr, Superficiales, y lo cual se relaciona
con la famosa frase de Marshall McLuhan “El medio es el mensaje”: “Los medios
no son nunca meros vehículos de un contenido, a largo plazo modifican nuestra
manera de pensar y actuar”. Facebook, como medio y
herramienta de comunicación sí ha hecho un cambio en la manera de comportarnos.
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